... el collarín... Lotería!!!

Pues si mi apreciable y a veces remilgoso lector. Resulta que estaba yo muy agusto cuando derrepente que sieto que mi vida no da media, ni dos, sino muchas vueltas, un dolor de cabeza que pa que les cuento y hartas ganas de salir a saludar a mi amigo el excusado. Me dije a mi misma, vendrá algún turquito en camino?, pero mi querido cólico al que varias veces he mencionado aquí, me recordó que no.

Así han sido mis últimos cinco días, despertar, vomitar, dolor de cabeza, constante somnolencia, pérdida del equilibrio, poca concentración... si ya se! muchas de esas cosas suenan a que ya las traigo de nacimiento, pero es que ahora estaba todo al máximo. Fuí con el otorrinolaringólogo (logré escribirlo!) y me mandó hacer un estudio que se leía tan indefenso en ese pedazo de papel, que nunca imaginé lo que vendría después.

"Exámen otoneurológico" ah! me dije a mi misma, ésto suena algo sencichito y carijmático... pobre ilusa.

Se acuerdan de los lentes que usaba Eugenio Derbez cuando hacía su papel de Armando Hoyos?, pues ahora entiendo por qué dejó de hacer ese personaje... esos lentes son dil diablo, peor aún cuando te sacuden la cabeza para ver tus oclayos después de un mareo. Pues el martirio incluyó levantamientos bruscos (de cabeza, no sea usted mal pensado), giros contínuos hacia un lado y hacia el otro, luego alternados; agüita fría y agüita caliente en los oídos (debo admitir que ésta era la prueba que se veía más inofensiva)... que horror! mi cita con el audiólogo parecía más al psicólogo que cualquier cosa, eso de quedar tan mareada es la sensación de angustia más horrenda, peor aún cuando quieres contener el vómito porque estás acostada y no puedes moverte, además la filipina rosita de tu doc no combinaría con el arroz a la jardinera que te tragaste a medio día!
Uff... pues entre nauseas, vómitos contenidos, ojos giratorios y una angustia que te apachurra no solo el corazón sino la cabeza las lágrimas no se hicieron esperar y me sentí completamente vulnerable (o sea lloré).

Todo esto estimado lector, se lo deberían de advertir a uno cuando va ilusamente a hacerse un estudio otoneurológico... pero quizá no lo hagan porque entonces nadie iría, y los pobres audiólogos se quedarían sin trabajo.

Después de todo el drama que resultó de mi estudio, ya cuando mi panza no luchaba por salir de mi cuerpo y los ojos como que andaban haciendo tierra, me dieron el diagnóstico:

1.- Ligero desprendimiento de un huesito que no me acuerdo el nombre, pero que está en el oído interno, lo que ocasionaba que yo anduviera como caballo de Don Antonio Aguilar (QEPD). Con razón todos se me quedaban viendo medio raro al caminar! (que pena!)

2.- Fatiga muscular en articulación maxilar izquierda... o sea que aprieto mucho los dientes cuando estoy dormida y eso provoca muchos de mis dolores de cabeza, necesito un guarda.

3.- Migraña aguda asociada a vértigo, con cefalea sorda... esto en pocas palabras quiere decir que voy a vivir con esto el resto de mi vida, pero pueden controlarlo, y eso espero porque ese arrocito y un poco de palomitas de maíz es lo único que se ha quedado en mi panza en éstos últimos cuatro días... agh! quiero comer!

Ok, ya se que esto no es una buena excusa para seguir tan distante, pero es que créanme que con el mareo no podía siquiera leer, ni pensar algo congruente, aunque creo que ya están acostumbrados a eso, ahora si pueden decirme que soy una desequilibrada, disoluta e ingrata pérfida.

Por cierto, quien ha visto al monero últimamente?

Bien pues este collarín del que no me he de separar en las próximas horas causó sus estragos mientras dormía, o mejor dicho, mientras intentaba dormir... el velcro se pegó tan bien en mi pelo que ya casi me tenía que meter a bañar con mi querido collarín colgando... las tijeras me decían que ellas me ayudaban pero dije, no! desequilibrada, disoluta, ingrata pérfida y además sin estilo? eso jamás! jajaja.

arroz.